EL PESO DE LA EXPERIENCIA

Conocimiento y experiencia. Son dos conceptos que van de la mano, aunque en realidad son paralelos. Por una parte el primero nos brinda una relativa sabiduría, mientras el segunda se ocupa de experimentar, de realizar la vivencia propiamente dicha. Entonces se plantea la interrogante, ¿cuál es más importante: el conocimiento, o la experiencia? Pues bien, se tienen que tomar en cuenta algunas aristas de análisis.

Primero se debe partir de la definición de cada una y contrastar: Conocimiento implica acumular información y apilarla, por así decirlo en nuestro sistema. Experiencia, se refiere a la observación y participación directa de un evento; es decir se podría considerar como una forma de conocimiento, como una comprobación de lo que ya se sabe, una especie de prueba de laboratorio.

Segundo, las formas en las que uno adquiere el aprendizaje. El conocimiento es más formal, por así decirlo, ya que viene ligado a una comprensión teórica de la información, guiado en gran parte por a educación que recibimos. La experiencia en cambio, se fundamenta en la realización de la actividad que uno requiera saber, en el qué, cómo, cuándo y dónde del asunto en cuestión “in situ”; algunos incluso hablan de una experiencia indirecta, es decir, nutrirse de conocimiento a través de versiones ajenas a la vivencia propia.

Tercero, el núcleo de formación del individuo. La idiosincrasia familiar y la del medio que le rodea (entorno social, económico, educativo) influirán directamente en la motivación de la persona por aprender o “experimentar “cosas nuevas. Si la persona en cuestión está en un hogar de formación rígida y poco permisiva, seguramente todo lo aprenderá indirectamente y quedará la experimentación a merced del medio social cercano. No está de más decir que el carácter es el que dotará el nivel de decisión que la persona tenga respecto a lo que vaya a hacer; su conciencia medirá si es correcto o incorrecto.

En cambio, si uno se encuentra en una familia más permisiva, la experimentación será más “libre”, con menos nivel de culpa (si es que se tratara de algo que va en contra de los principios morales) y el aprendizaje de las situaciones será más llevadero, más directo y sobretodo servirá de base para futuros momentos en los que sabrá que hacer, fundamentado en la experiencia previa, y no solo el conocimiento de dicha situación.

Convergentes o no, en ciertos puntos se parecen conocimiento y experiencia. Pero siempre la segunda le lleva ventaja, puesto que es de ella de donde se obtiene un contacto directo con los momentos, algo que probablemente el conocimiento solo puede ver de lejos. Cada persona es libre de buscar su experiencia; el género humano en sí está en constante búsqueda de nuevas cosas que le hagan saber sobre cada aspecto de la vida. No siempre el que se sienta reprimido es el menos experimentado, o por tener una actitud liberal se va a conocer más de las cosas.


Escrito por: Paúl Pozo Follow me: @PapoTUMA
Editado por: Gerardo Armijos Follow me: @gerarldauc


Comentarios

Entradas populares de este blog

MONTERREY- VISTA DESDE UN DEPARTAMENTO

My identity as a teacher